sábado, 22 de junio de 2013

Rebecca de Alfred Hitchcock (1940)

Cartel de la película protagonizada por
Joan Fontainey Laurence Olivier
Bueno, para empezar, me pensaba que el título de la película era el nombre de la protagonista, pero mientras transcurría la trama, me percaté de que no era así. Es más, creo que no se llega a decir. Hubo un momento en el que una de las invitadas del señor de Winter (Beatrice, creo que se llamaba) iba a preguntar o a mencionar su nombre, pero no ha sido así y me ha hecho hasta gracia, porque ha sido todo como muy misterioso, en plan: «No pensamos desvelar en ningún momento el nombre de la protagonista, así que no te molestes en averiguarlo. Pero vamos a hacer que sea más interesante haciendo como que lo van a hacer... pero no va a ser así...» 

El principio de la película me ha parecido un poco ñoño (con perdón ), pero es que eso de que se conozcan y de un momento a otro ¡zas! se casen, me ha parecido un poco precipitado. Desde luego que el señor de Winter es un hombre de lo más impulsivo y hace las cosas según le vienen al momento, pero desde luego que tampoco es que se parase a pensar en si la muchacha con la que pensaba casarse era para él o no. Y, la verdad, es que la joven era bastante buena chica, pero me ha dado un poco de rabia que la otra vieja ricachona la menospreciara por no estar a la altura, según ella, de Maxim. Pues ¿qué quieres que te diga? Eso quien tendría que decírselo es él, no una vieja amargada. Qué asco que me ha dado la tipeja esa, en serio. 

Joan Fontaine y Laurence Olivier en una escena de la película.
La verdad es que la pobre muchacha yo no sé ni cómo no se vuelve loca teniendo al fantasma de la difunta esposa de su marido tan presente y todo el mundo alabando lo que hacía. Sinceramente, yo me hubiese puesto hasta de malhumor, porque no podía dar un puñetero paso sin que la compararan con la otra. La señora Danvers me ha parecido de lo más rastrera que te puedas imaginar. Al principio es que me ha dado miedo, porque menudas pintas tan severas que me traía, vaya. Me ha dado la sensación de que estuviera secretamente enamorada de Rebecca, porque no veas cómo hablaba de ella, como si fuese la persona más maravillosa del mundo y que nadie la podría superarla y blablabla. Y ya, lo que le hace con lo del disfraz, mira, soy yo la chica y la hubiese matado, vaya que sí. Y encima, para más colmo, le empieza a comer la oreja a la pobre y le incita a que salte por la ventana. ¡¡Buff!! Me ha puesto de los nervios, en serio. 

Ha llegado un momento en el que pensé que el señor de Winter había sido el asesino de Rebecca y que por eso se consideraba tan horrible persona. Cuando ha dicho que la odiaba porque era una persona horrible, he pegado un grito que no veas y me ha entrado hasta la risa. Uno pensando que estaba siempre molesto con la otra muchacha porque siempre estaba comparándola con ella y resulta que lo que le molestaba era precisamente eso, que intentara parecerse a ella, porque la odiaba a muerte. Ya me estaba oliendo yo que la difunta no era tan maravillosa como dice todo el mundo, pero es que no me pensé que fuese tan arpía. Y encima con un amante y todo. Que me ha caído como el culo (hablando en plata ) porque quería dejar en evidencia a Maxim y le ha salido el tiro por la culata al comprobar que no eran ciertas sus sospechas de que fuese él quien la asesinara.

Joan Fontaine y Judith Anderson

Aunque esa parte no me ha quedado muy claro, a decir verdad. Osea, a ver si lo he entendido. La noche en la que muere Rebecca, ella le dice a su esposo que está esperando un hijo para provocarlo y... ¿que la matara? Es que me ha dejado un poco tocada esa parte. La verdad es que me he alegrado de que el señor de Winter no acabara mal, porque no fue culpa suya lo que le pasó a su esposa, aunque hizo mal en hacer todo aquel paripé del barco que se hunde y eso. Claro que es más que comprensible, ya que estaba fuera de sí y nadie le creería, pero no sé, casi le sale mal el asunto. Pero me alegro porque así hizo callar al otro bocazas que solo quería joder la marrana, vaya. Y luego la señora Danvers, en plan loca de remate (sólo le faltó reírse a lo Bellatrix mientras incendiaba todo) haciendo arder la mansión entera. Y encima se quedó atrapada ahí, en su adoraba ala oeste (no sé qué me da, pero siempre que se prohíbe algo, siempre es el ala oeste, no sé por qué) donde estaban los recuerdos de su idolatrada Rebecca, ardiendo con ella.


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